El Ambay (Cecropia adenopus Mart.)

Resumen

Con esta publicación iniciamos una serie de monografías en las que iremos gradualmente dando a conocer, a medida que los medios de que disponemos nos lo permitan, las especies interesantes de nuestra materia médica.

Consideramos un deber abordar de una vez por todas estos estudios, tanto para justificar la utilización de muchas drogas indígenas dignas ele ser incorporadas definitivamente a la terapéutica, como para demostrar la existencia en nuestra flora médica de recursos farmacológicos de primer orden, e interesar a los poderes e instituciones públicas sobre la necesidad de facilitar estos estudios cuya realización es un deber primordial de los gobiernos.

Rivadavia, cuyas visiones de estadista se agigantan en el andar del tiempo, no desconoció su importancia, tanto que en plena guerra de la independencia, en 1815, inició, por intermedio de Sarratea, entonces residente en Londres como agente de las Provincias Unidas del Río de la Plata, gestiones para decidir a Bonpland, el sabio compañero de Alejandro de Humboldt, a venir a radicarse en Buenos Aires “para fundar y dirigir un jardín botánico y estudiar las plantas útiles y medicinales del país”. (Ms. en Archivos de Aimé Bonpland).

Cumplimos también así los propósitos que nos formuláramos hace 25 años al fundar este Instituto, cuya existencia consideramos entonces una necesidad a llenar dentro de la Facultad, cuya misión no debe limitarse a la formación del profesional, sino extenderse a la investigación de todo aquello que directa o indirectamente pueda relacionarse con la salud pública y el bienestar general.